Coloco este video aquí porque es uno de los más útiles que encontré para realizar una meditación de autoindagación consciente, tiene muchos datos de suma importancia y que son una guía muy gradual.
Me gustó también como la persona que relata en el video lo hace de manera pausada, permitiendo así que penetre la frase y el contenido.
Aquí debajo dejo la transcripción:
Cuando te sientas en silencio, y te observas a ti mismo,
todo tipo de cosas saldrán a la superficie.
No hagas nada con ellos, no reacciones ante ellos, como han venido, así se irán solos.
Todo lo que importa es la atención plena,
conciencia total de uno mismo.
Mantente tranquilamente alerta, relájate y observa el “yo soy”.
No intentes estar callado, solo sé consciente y afectuosamente intenso.
Mantente muy quieto y observa lo que sale a la superficie de la mente.
Ahora ve adentro, comienza por ser el observador de esa apasionada mente.
Deja fluir los pensamientos y obsérvalos, la misma observación ralentiza la mente hasta que se detiene por completo.
No te aburras de la paz, quédate en ello, profundiza en ello.
Siempre que un pensamiento o una emoción de deseo o miedo venga a tu mente, solo aléjate de eso.
Mira entre los pensamientos en lugar de en los pensamientos.
No necesitas dejar de pensar, simplemente deja de estar interesado.
No esperes, eso es todo.
Deja tu mente en paz, eso es todo.
Llegar a un estado en el que no hay conocimiento, solo ser, en el que el ser mismo es conocimiento.
Olvida lo conocido, pero recuerda que tú eres el conocedor.
Solo ten en cuenta la sensación “soy”, fusiónate en ella hasta que tu mente y tus sentimientos se vuelvan uno.
Te estoy llamando de vuelta a ti mismo, mírate a ti mismo, hacia ti mismo, en ti mismo.
Aférrate a una sola cosa que importa, aférrate a lo que eres, al “soy”, y deja ir todo lo demás.
Mientras observas tu mente, te descubres a ti mismo como el observador, parece inmóvil, solo mirando.
Vuelve al “yo” que es el mismo pase lo que pase.
No hay condiciones que cumplir, no hay nada que hacer, nada a lo que renunciar.
Mírate a ti mismo en total silencio, no te describas a ti mismo, conciencia pura de ser sin ser esto o aquello, sin ninguna identificación propia.
En esa luz pura de la conciencia, no hay nada, ni siquiera la idea de nada. Solo hay luz.
Sin embargo, la identidad no se pierde, solo se pierden sus limitaciones, se transfiguran y se convierten en el yo real, el eterno amigo y guía.
Todo lo que necesitas ya está dentro de ti.
Acércate a ti mismo con reverencia y amor,
relájate y observa el “yo soy”, la realidad está justo detrás, calla, guarda silencio, emergerá, te llevará adentro.
Cuando la mente está tranquila, refleja la realidad. Cuando está completamente inmóvil, se disuelve y solo queda la realidad.
Presta atención a la realidad interior y saldrá a la luz.
Sigue recordando, no soy ni la mente ni sus ideas.
Hazlo con paciencia y con convicción, y seguramente llegarás a la visión directa de ti mismo como la fuente de ser, conocimiento dulce, eterno, todo abarcante, todo penetrante, infinito.